lunes, 21 de marzo de 2022

Ser archivista: una revolución permanente

La post-pandemia es fuente de muchas preguntas para los archivistas. En República Dominicana estamos sintiendo la preocupación de esos colegas que llevan muchos años en la profesión, pero no han seguido capacitándose, en particular en la parte de los archivos digitales.  ¿Sus tareas han cambiado? Evidentemente. La pandemia cambió definitivamente nuestra profesión. Antes, nos enfrentábamos al archivo de siempre, en soporte papel, un poco de documentos audio y un poco de documentos digitales. Ahora, la parte digital ha aumentado de manera incontrolable y tanto los archivistas como las empresas no han encontrado todavía la manera de lidiar con ese nuevo modo de conservar la información. La pandemia con sus restricciones obligatorias ha obligado a todos a buscar soluciones virtuales a las dificultades de los contactos presenciales. Ahora, todas las empresas quieren digitalizar.

Pero ¿cómo reacciona el archivista a esa necesidad?

En muchos casos que hemos comprobado, no reacciona, sencillamente porque no tiene la capacitación necesaria y teme perder su puesto. Sin embargo, debería ser él que lleve ese proyecto, aconsejando, proponiendo, siendo el líder del cambio. Todavía, muchos de los archivistas siguen haciendo lo que hacía su antecesor, y el anterior también. No se ha empoderado del archivo. No se le ha ocurrido. Se queja de la mala paga, pero ¿qué ha hecho para merecer más? Hoy, precisamente por la pandemia, los cursos virtuales se han multiplicados. Estoy participando en los cursos del ALA (Asociación Latinoamericana de Archivos) y no veo casi nunca participantes dominicanos. ¡Qué pena y que desperdicio!

Si el archivista estuviera capacitado podría decirle a su empresa que es un error querer digitalizar todo, que eso no resuelve el problema. Tuvimos una experiencia interesante precisamente con uno de nuestros clientes: respondiendo a su llamado, fuimos a una reunión presencial y lo primero que nos dijo es “queremos digitalizar nuestros archivos”. Le pedimos permiso para mostrarle en qué consisten nuestras actividades, después de lo cual ese cliente se quedó callado un momento para luego decir: “digitalizar no es lo primero que necesitamos”. Eso es lo que debía haberle dicho el archivista.

El archivo que conocíamos antes, de puro papel, dejo de existir. El archivista de hoy, el e-archivista, debe prepararse para poder trabajar con un hibrido papel-digital, muy complejo de organizar sin la elaboración de un cuadro de clasificación, lo cual no puede elaborar sin una sólida capacitación. 

El archivista de hoy debe ser revolucionario.