Recibí hace poco una invitación para un congreso en Alexandría (Egipto) sobre el tema " De la piedra al papel, del papel al digital: cuales medios para salvaguardar el patrimonio?" ( "De la pierre au papier, du papier au numérique: quels moyens de sauvegarde du patrimoine?").
Un evento muy interesante, especialmente porque tendrá lugar en una zona muy sensible, afectada por un terrorismo al cual no le importa la conservación de la memoria histórica. El patrimonio africano y árabe está cogiendo el riesgo de desaparecer, tanto por la destrucción insensata como por los saqueos frutos de las intervenciones externas. Hay numerosas referencias en Internet. Cito algunas:
Recordemos el incendio que acabo con la Biblioteca Nacional de Bagdad, donde desaparecieron miles de manuscritos, patrimonio de la humanidad, que nunca podrán ser recuperados. Nadie los protegió, porque al parecer el petroleo es más importante que las raíces de la Humanidad.
Pocos mencionan lo que debe ser la protección del patrimonio documental digital.
"Cualquiera sea el formato de origen de esta información - documentos creados digitalmente o versiones digitales de documentos analógicos -, asegurar su permanencia es la tarea básica de la buena administración y las políticas efectivas." (UNESCO, Declaración de Vancouver, 2012)
Las recomendaciones de la UNESCO, no solo se dirigen a los gobiernos, sino también a las industrias que deben:
" a. Asegurar a largo plazo la accesibilidad a la información digital.
b. Adherir a estándares descriptivos y estándares de metadatos reconocidos para permitir la creación de repositorios digitales de confianza."
En un país como la República Dominicana, donde la mayoría del patrimonio documental anterior a la Independencia se encuentra en archivos extranjeros, es importante no permitir que desaparezca su historia actual. Las medidas tomadas hasta ahora todavía son muy tímidas y en lo que se refiere a los archivos empresariales, fuentes de la historia económica del país, inexistentes.
En cuanto a lo digital, al parecer, a pocos les importa, y en mis visitas a organizaciones públicas no veo medidas que vayan en ese sentido. Al contrario, todos se quejan de la falta de presupuesto. En las organizaciones privadas, en la mayoría de los casos, la conservación de los archivos - papel o digital -no se considera prioritario, y los medios asignados son irrisorios.
¿Que les vamos a dejar a nuestros descendientes?