martes, 8 de marzo de 2016

Una persona fuera de norma: mi abuela

Hoy, Día Internacional de la Mujer, quisiera recordar a mi abuela materna, graduada en 1921 con el título de “sage-femme” (partera) en la Facultad de Medicina de París.



La Primera Guerra Mundial cambió el estatus social de la mujer que pasó de ama de casa en su gran mayoría, a jefe de familia y mujer trabajadora, sustituyendo la falta de hombres, caídos en combate o lisiados. La mujer ya producía y había mantenido la familia durante la ausencia del esposo y padre.

Pero la profesión de partera no podía ser ejercida por cualquiera; se necesitaba estudios, en Francia por encima del “Brevet élémentaire”, cuyo nivel en esa época llegaba aproximadamente a lo que es hoy nuestro bachillerato. Precisamos que en Francia, desde la creación por Napoleón en 1803 de la primera cátedra de obstetricia en la Facultad de Medicina, había una formación prevista por ley para las parteras, la cual fue evolucionando poco a poco; ya en 1854, un jurado médico le permitía o no entrar a la Facultad y seguir la pasantía en hospitales. La primera escuela de partera, creada en 1802 y cuya pasantía en el famoso hospital "Hôtel-Dieu", fue rápidamente muy famosa en toda Europa. (Buscando en el Internet algo similar en América Latina, encontré también una escuela de partera creada en 1877 en Uruguay). 

Esos estudios que de 6 meses ya habían pasado a 2 años en 1892, obligaban a una disciplina rigurosa y formaban mujeres profesionales de alta calidad, celosas de su independencia ganada por una voluntad férrea de mantener esa independencia que les permitía, como decía mi abuela, discutir con igualdad con los hombres, y jamás volver a ser solo ama de casa. De hecho, para terminar de forma jocosa, mi abuela era una muy mala ama de casa!!!

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