lunes, 4 de abril de 2016

Cuando hablan los documentos…

Un escándalo mayúsculo ha salido recién en la prensa y las redes sociales, exponiendo a la luz pública fraudes cometidos por numerosas empresas y personalidades de todo el mundo. Los papeles de Panamá como se le conoce es otra prueba de que los archivos son un poder con el cual hay que contar. No quiero entrar hoy en el tema de la corrupción, sino en el de la seguridad de la documentación y de la información.
Ese escándalo se debe a  una filtración al parecer mayor que la de los WikiLeaks desde una firma de abogados. Según el periódico El Mundo de hoy 4 de abril, “Durante 12 meses, un equipo de más de 370 periodistas de un centenar de medios de 76 países ha estado analizando más de 11,5 millones de documentos internos del despacho de abogados panameño Mossack Fonseca, considerado uno de los cinco mayores registradores mundiales de sociedades offshore, especializadas en la evasión de impuestos.
¿Cómo esos periodistas tuvieron acceso a esos documentos? En general, las firmas de abogados son muy celosos con su documentación y me imagino que ese bufete por su especialidad debería haber colocado una seguridad óptima para la consulta de sus documentos. Esa filtración solo puede venir de adentro. Y ahí donde pregunto: ¿saben lo que significa la ética del archivista? Cualquiera que sea lo que se maneja en una empresa de cualquier tipo, un archivista está ligado por el secreto profesional y no debe hablar de lo que ve ni siquiera con su pareja.
Pueden objetar: bueno pero aquí hay fraude. Respondo: no tengo derecho a difundir esos documentos aun sepa que se está actuando mal.

Eso, para que reflexionemos un poco sobre el papel del archivista.

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