Según el Diccionario de la Lengua Española, la ética es el "Conjunto de normas morales que rigen la conducta de la persona en cualquier ámbito de la vida". El mismo diccionario nos dice que la moral es "La doctrina del obrar humano que pretende regular el comportamiento individual y colectivo en relación con el bien y el mal y los deberes que implican".
La Declaración Universal sobre los Archivos, adoptado por la Asamblea General del Consejo Internacional de Archivos, ICA (Oslo, Septiembre de 2010) y aprobada por la Asamblea General de la UNESCO (Paris, Noviembre de 2011), inicia así:
"Los archivos conservan un patrimonio único e irremplazable que se transmite de generación en generación. Los documentos son gestionados en los archivos desde su origen para preservar su valor y su significado. Los documentos son fuentes fiables de información que garantizan la seguridad y la transparencia de las actuaciones administrativas. Juegan un papel esencial en el desarrollo de la sociedad contribuyendo a la constitución y salvaguarda de la memoria individual y colectiva. El libre acceso a los archivos enriquece nuestro conocimiento de la sociedad, promueve la democracia, protege los derechos de los ciudadanos y mejora la calidad de vida."
La tarea del archivista es cumplir con eso. Sencillo y difícil a la vez. El código de ética del ALA la define de esta manera:
"Las y los archivistas deben proteger la integridad y garantizar la autenticidad de los documentos archivísticos bajo su custodia independientemente del formato y soporte (sea analógico o digital) para mantener su lor probatorio e informativo. Deben mantener a lo largo de todo el ciclo de vida las características originales referidas a contexto, estructura y contenido, procurando que estos no se vean manipulados o eliminados a lo largo de todo su ciclo de vida."
Pero cuantos archivistas entienden el mandato? y cuantos son capaces de resistir presiones?
Los archivistas y bibliotecarios están protegidos por varios patrones según el país. Encontramos a Catalina de Alejandría, San Lucas, San Jeronimo, San Benito y San Lorenzo, el que más nos interesa por el tema tratado. Responsable de los bienes de la Iglesia (IIIe siglo a.C.) entre los cuales numerosos manuscritos, rehuzó entregarlos al emperador Valeriano y fue condenado a morir quemado vivo en una parrilla. Es ahora, no solo patrón de los archivistas pero también - dato jocoso - de los cocineros!
Pero lamentablemente, tenemos casos de archivistas cuya ética fue muy discutible, como el archivista Boutonnet, del Ministerio de la Guerra de Francia, condenado en 1891 por haber vendido documentos a Alemania (Ver Espionnage et trahison, de Louis-Napoléon Panel). La palabra "vendido" llama mi atención. Me acuerdo de casos de intento de soborno en el Proyecto SIRCEA, el proyecto que modernizó los archivos del Registro Inmobiliaro de República Dominicana. Me orgullecé sobremanera saber que mi equipo no se dejó engatuzar, avisó y se reforzaron las medidas de seguridad. En mi larga trayectoria en el mundo de los archivos, he podido comprobar que si bien hay muchos archivistas integros, los hay que se venden por centavos; doy por ejemplo expedientes judiciales de drogas que desaparecen para luego volver sustancialmente reducidos; documentos que solo aparecen contra pago; documentos mal archivados a propósito. La lista podría ser larga.
Parte de la culpabilidad la tiene la falta de educación y en especial la poca importancia dada al patrimonio documental en las escuelas dominicanas. También, el poco interés de los dirigentes, la ausencia de capacitación archivística, los sueldos bajos y la ausencia de modelos éticos.